En los últimos años, la información que se puede ver en las redes sociales es, sin duda, poco fiable. Al menos, eso es lo que los lectores deberían tener en cuenta, que si la información que están consumiendo no procede de una fuente fiable de difusión de noticias hay que dudar de lo que expone, tener el espíritu crítico para poder preguntarse a uno mismo si nos podemos fiar de lo que está diciendo, sobre todo cuando hay algo que nos chirría.
Y es que la difusión de las noticias falsas, sobre todo en el entorno de redes sociales, es más frecuente de lo que se piensa. Y por eso, la labor del periodista es más importante que nunca. Ellos son los encargados de verificar si la información vertida en esas plataformas es real o está demasiado sesgada o incluso es falsa. Para poder llevar a cabo este trabajo, los periodistas deben emplear métodos rigurosos de verificación para así poder ofrecer noticias precisas y fiables a su audiencia.
Es, por tanto, esencial que un periodista verifique la información, sobre todo en un entorno como el que estamos viviendo, en donde una noticia falsa puede llevar a causar el pánico de una población. Esta situación de difusión de noticias falsas no es nueva, sino que lleva haciéndose desde hace décadas, pero no ha tenido tanto impacto como hasta ahora.
Hay que recordar lo que pasó cuando Orson Welles hizo el experimento radiofónico de La guerra de los mundos. Este famoso director estadounidense utilizó una ficción y la compartió en un programa radiofónico que parecía verdad. Muchos oyentes, al escuchar que se estaba dando un ataque alienígena entraron en pánico, pero era todo ficción. Pues bien, ahora la situación es similar, pero con la diferencia de que esta información se puede compartir, como si fuera una real, en las redes sociales. Y hay que tener mucho cuidado con ello.
Por eso, los periodistas tienen una gran responsabilidad, la de garantizar la exactitud de lo que informan. La verificación rigurosa ayuda a prevenir la propagación de rumores y noticias falsas, promoviendo así un debate público informado y saludable.
Existen varios métodos que los periodistas pueden utilizar para verificar la información antes de publicarla. Uno de los enfoques más comunes es la corroboración de hechos a través de múltiples fuentes independientes. Al contrastar la información obtenida de diferentes fuentes, los periodistas pueden detectar discrepancias o inconsistencias que requieren una mayor investigación.
Otro método importante es la búsqueda de fuentes primarias. En lugar de depender únicamente de informes de segunda mano, los periodistas pueden buscar documentos oficiales, declaraciones de testigos presenciales o datos verificables para respaldar sus reportajes. Esta práctica ayuda a garantizar la fiabilidad de la información al basarse en fuentes directas y verificables.
Además, el uso de herramientas tecnológicas también ha ganado relevancia en la verificación de la información. Desde el análisis de metadatos en imágenes hasta la comprobación de la autenticidad de documentos mediante software especializado, la tecnología ofrece a los periodistas recursos adicionales para verificar la información de manera eficiente y precisa.
Esta herramienta se ha convertido en vital ahora mismo debido a la proliferación de la Inteligencia Artificial. Y es que en la actualidad se puede generar un video con un personaje famoso hablando como si fuera él, pero sin que precisamente lo haya grabado él. Este tipo de contenido puede utilizarse para cualquier fin, pero uno de los más importantes podría ser en cuestiones electorales, ya que puede generar una opinión diferente entre sus electores.
También es interesante consultar con especialistas en el tema que se está investigando o informando, ya que aportan una valiosa perspectiva y permiten contrastar la información con diferentes puntos de vista, así como dotar a la noticia de cierta profundidad y prestigio.
El trabajo en conjunto con otros periodistas o incluso con la audiencia puede ser una estrategia efectiva para verificar información de forma más rápida y eficiente. A esto hay que añadir la capacidad del periodista de analizar datos numéricos y estadísticas, procedentes de fuentes primarias, como pueden ser organizaciones gubernamentales, internacionales o estudios académicos.
Ir al origen siempre es mejor que compartir única y exclusivamente las notas de prensa que llegan a los medios de comunicación, puede que hayan dejado en el tintero algo más valioso que lo que ellos indican. Al fin y al cabo, estas organizaciones y sus equipos de prensa tienen el objetivo de quedar bien.
Es importante destacar que la verificación de la información no se limita únicamente a la precisión de los datos, sino que también implica evaluar el contexto y la credibilidad de las fuentes. Los periodistas deben considerar el sesgo potencial de las fuentes, así como su historial de precisión y objetividad, para asegurar una cobertura imparcial y equilibrada. Y es que las fuentes, a menudo, están sesgadas, tienen intereses propios al compartir una información y eso se ha de tener en cuenta a la hora de compartir una información.
Grandes desafíos
Aunque los métodos de verificación son fundamentales, los periodistas enfrentan una serie de desafíos y limitaciones en su aplicación. La velocidad de la información en el entorno digital puede presionar a los periodistas para publicar noticias rápidamente, lo que a veces compromete la rigurosidad en la verificación. Además, la proliferación de noticias falsas y desinformación online dificulta la tarea de distinguir entre información veraz y engañosa.
Otro desafío importante es la disponibilidad limitada de fuentes confiables en ciertos contextos, especialmente en regiones con restricciones a la libertad de prensa o durante situaciones de crisis. En tales casos, los periodistas deben emplear estrategias adicionales, como la verificación cruzada con organizaciones internacionales o el uso de fuentes anónimas con cautela y transparencia.
Entre las herramientas que el periodista puede utilizar a nivel digital, podemos encontrar Google Search, que ofrece diversas opciones para filtrar resultados y encontrar información fiable. Asimismo, hay que tener en consideración la búsqueda avanzada de Twitter (ahora X), que ofrece opciones para filtrar tuits por fecha, palabras clave y ubicación, facilitando la búsqueda de información específica.
En cuanto a las imágenes, se puede utilizar TinEye, que permite la búsqueda inversa de imágenes para verificar su origen y autenticidad. Y por supuesto, para la verificación de datos, se puede usar factcheck.org, que cuenta con una amplia base de datos de artículos y recursos sobre el tema.
En definitiva, el fact-checking no es una técnica mágica, sino una práctica que requiere rigor, tiempo y esfuerzo. Sin embargo, su valor es invaluable en la construcción de un ecosistema informativo más confiable y transparente. La caja de herramientas del fact-checking está al alcance de todos. Es hora de que el periodista se convierta en agente activo en la lucha contra la desinformación y defender el derecho a la información veraz.